Memoria de la Resistencia española en la Alta Saboya
POEMA DE VALENTE EN EL MEMORIAL DE ANNECY
Por Claudio Rodríguez Fer*
No reivindicaron
más privilegio que el de morir
para que el aire fuese
más libre en las alturas
y los hombres más libres.
Ahora yacen,
con su nombre o anónimos,
al pie de Glières y ante la roca pura
que presenció su sacrificio.
Hombres
de España entre los muertos
de la Alta Saboya:
ellos lucharon por su luz visible,
su solar o sus hijos, mas vosotros
sólo por la esperanza.
La nieve aún dura prodigiosamente
viva en el aire mismo
donde morir fue un puro
acto de fe o de supervivencia.
¿Quién podría decir que murieron en vano?
Al cielo roto y a la tierra vacía,
a los pueblos de España,
a Hervás, a Mula, a todas
las islas Baleares,
a Mendavia, Viñuelas,
Ambrán, La Almunia,
Terrecampe, Tembleque,
devuelvo el nombre de sus hijos:
Félix
Belloso Colmenar, Patricio
Roda, Gabriel Reynes o Gaby, Victoriano
Ursúa, Pablo Hernández,
Avelino Escudero,
Paulino Fontava, Florián Andújar,
Manuel Corps Moraleda.
Otros duermen tal vez
bajo una cruz desnuda, lejos
de su país, de su memoria, donde
todos los muertos son
un solo cuerpo ardiente:
carne nuestra, palabra,
historia nuestra que no conocimos,
sangre sonora de la libertad.
Animado por su proximidad a
Ginebra, donde comenzó a vivir en 1958, el poeta gallego José Ángel Valente
hizo excursiones por la Alta Saboya francesa desde mucho antes de establecerse
en el municipio saboyano de Collonges-sous-Salève en 1975. Una de las más
tempranas, realizada a los pocos meses de llegar guiado por el antiguo maquis
español Alejandro Sancho Riera, fue la que lo llevó al cementerio de Morette,
situado en el Plateau des Glières, y tuvo una importante consecuencia poética,
pues inspiró la composición “Cementerio de Morette-Glières, 1944”, que
publicaría en el libro Poemas a Lázaro ya
en 1960.
En efecto, en la carretera entre
Annecy y Thônes, Valente visitó el cementerio de Morette, donde habían sido
enterrados combatientes de la resistencia contra la ocupación nazi caídos
durante la Segunda Guerra Mundial, cuyos cadáveres se hallaban antes dispersos
en diferentes cementerios de la región de Glières[1].
Y en él encontró la lápida con los nombres de diversos resistentes españoles,
abatidos durante los durísimos enfrentamientos con el ejército alemán de 1944,
cuyos nombres y procedencias anotó con emoción.
Así nació el poema “Cementerio de
Morette-Glières, 1944”, que comienza por evocar el sacrificio de los
antifascistas españoles, quienes, refugiados en Francia tras su derrota en la
guerra civil, se sumaron a la Resistencia y a los aliados para combatir a la
invasión alemana en una tierra que ni siquiera era la suya. No luchaban pues,
como podrían hacerlo sus camaradas franceses, por defender sus propios
intereses y afectos directos, sino por la generosa causa universal de la
justicia y de la libertad:
No reivindicaron
más privilegio que el de morir
para que el aire fuese
más libre en las alturas
y los hombres más libres.
Ahora yacen,
con su nombre o anónimos,
[1] Según el historiador Manuel Tuñón de Lara, los españoles se sumaron al
maquis de inmediato: “Antes de que terminase el año 1940 se constituyeron los
primeros grupos de resistencia específicamente españoles en el departamento de
Alta Saboya” (“Los españoles en la II guerra mundial y su participación en la
resistencia francesa”, en José Luis Abellán, El exilio español de 1939, vol. 2, Guerra y política, Madrid, Taurus Ediciones, 1976, p. 29). Y añade
“En la Alta Saboya es donde había maquis españoles en el sentido específico y
original del término, es decir, destacamentos militares organizados en
campamentos permanentes a favor de las circunstancias geográficas (bosque y
montaña o ambas a la vez)” (p. 41). Con posterioridad se ocuparon
monográficamente del tema diversos autores franceses, cuya bibliografía fue
relacionada por Véronique Olivares Salou y Michel Reynaud en Le roman des Glières. La
résistance des républicains espagnols au plateau des Glières. Les maquis
espagnols en Haute-Savoie, 1941-1944, París, Éditions Tirésias, 2007.
al pie de Glières y ante la roca pura
que presenció su sacrificio.
Hombres
de España entre los muertos
de la Alta Saboya:
ellos lucharon por su luz visible,
su solar o sus hijos, mas vosotros
sólo por la esperanza.
La concentración de resistentes
que tuvo lugar en la meseta de Glières en enero de 1944 por convocatoria de los
aliados británicos llegó a constar de cientos de combatientes, algunas decenas
de los cuales eran españoles. Los concentrados resistieron a duras penas las
condiciones climáticas y estratégicas el resto del invierno, pero el 26 de
marzo tuvieron que retirarse tras caer muchos de ellos muertos o prisioneros
(frecuentemente asesinados con posterioridad)[1],
como evoca Valente:
La nieve aún dura prodigiosamente
viva en el aire mismo
donde morir fue un puro
acto de fe o de supervivencia.
¿Quién podría decir que murieron en vano?
Pero el poeta no se contenta con
la evocación abstracta y menciona uno a uno los topónimos y los antropónimos
españoles registrados en Morette, metonimia de los cientos de miles de casos
similares ocasionados por el exilio, haciendo suya y de todos para siempre la
memoria antifascista allí enterrada y olvidada en la propia España:
Al cielo roto y a la tierra vacía,
a los pueblos de España,
a Hervás, a Mula, a todas
las islas Baleares,
a Mendavia, Viñuelas,
Ambrán, La Almunia,
Terrecampe, Tembleque,
devuelvo el nombre de sus hijos:
Félix
Belloso Colmenar, Patricio
Roda, Gabriel Reynes o Gaby, Victoriano
Ursúa, Pablo Hernández,
Avelino Escudero,
Paulino Fontava, Florián Andújar,
Manuel Corps Moraleda.
[1] El mismo historiador citado realiza este balance: “Los resistentes
tuvieron 175 muertos y 46 prisioneros, la mayor parte de los cuales fueron
asesinados. Ocho españoles quedaron muertos en el campo de batalla y seis
fueron hechos prisioneros, de los cuales sólo escapó uno con vida, Rubiño, que
logró escaparse en Annecy. Los restantes españoles formaron nuevos grupos que
siguieron combatiendo hasta la liberación de aquella región” (p. 47).
Otros duermen tal vez
bajo una cruz desnuda, lejos
de su país, de su memoria, donde
todos los muertos son
un solo cuerpo ardiente:
carne nuestra, palabra,
historia nuestra que no conocimos,
sangre sonora de la libertad.
Además, gracias a este poema, publicado desde
entonces muchas veces y con el tiempo reproducido en Internet, algunos
familiares de estos antifascistas muertos descubrieron la peripecia y el
paradero de algún pariente décadas después de su desaparición en el exilio
francés. Tal fue el caso, por ejemplo, del joven toledano Avelino Escudero
Peinado[1],
natural de La Torre de Esteban Hambrán, cuya familia se enteró de su muerte y
del paradero de su cadáver a través de este poema muchos años después de que se
perdiera su rastro tras la retirada. Además, aseguró la identificación el hecho
de que Valente aportase en su poema la procedencia geográfica de los milicianos
en correlación con sus nombres, todos correspondientes a ejecutados entre abril
y marzo de 1944[2].
El
27 de mayo de 2014, aniversario de la creación del “Comité National de la
Résistance” por Jean Moulin, se instaló ante el monumento "Aux Espagnols
morts pour la Liberté dans les rangs de l’Armée Française et dans la
Résistance” que se encuentra en la Avenue de Genève de Annecy, una placa con la
traducción al francés del poema de Valente, efectuada por su traductor habitual
Jacques Ancet y acompañada por documentación histórica y fotográfica. En el
pedestal del monumento, debido al escultor anarquista zamorano Baltasar Lobo,
exiliado en Francia tras la guerra civil, se puede leer una frase del Quijote de Cervantes según la cual por la
libertad “se puede y se debe arriesgar la vida”.
La
instalación fue promovida y presentada por la activa Amical de la Resistencia
Española de Annecy, que preside Miguel Vera Platero, uno de los cuatro hijos
allí presentes del histórico comandante Miguel Vera, quien durante la Segunda
Guerra Mundial coordinó las fuerzas resistentes en la zona y participó en la
liberación de la ciudad.
Tras Miguel Vera, intervinimos el citado Jacques Ancet y yo mismo, leyendo
el poema de Valente en francés y en español, respectivamente.
[1] Avelino Escudero Peinado, a quien por entonces el franquismo ya había
fusilado a un hermano y encarcelado a otro, fue apresado junto a Paulino
Fontova Casas, de La Almunia (Zaragoza), también mencionado en el poema de
Valente, y ambos guerrilleros fueron asesinados por los milicianos
colaboracionistas de Vichy en marzo de 1944, respectivamente el 29 y el 27 de
marzo, cuando el primero contaba 25 años y el segundo 41. (Fontova aparece
mencionado en alguna placa conmemorativa francesa como Fontoba, así como en Le roman des Glières, donde figura como
natural de Tarragona.)
[2] Félix Belloso Colmenar, de Hervás (Cáceres), fue liquidado a los 37
años el día 29 de marzo; Patricio Roda López, de Mula (Murcia), a los 40 años,
el 30 de marzo; Gabriel Reynes, de Sóller (Mallorca), a los 33, el 6 de abril;
Victoriano Ursúa Salcedo, de Mendavia (Navarra), a los 30 años, el 31 de marzo;
Pablo Hernández (Fernández en las placas y libro citados) González, de La
Almunia (Guadalajara), a los 31 años, el 31 de marzo; Florián Andújar García,
supuestamente de una localidad llamada Terrecampe, el 27 de marzo; Manuel Corps
Moraleda, de Tembleque (Toledo), con 29 años, el 27 de marzo...
A continuación
habló el General Bachelet, quien elogió la ejemplar fraternidad de los que
dieron la vida en tierra ajena por construir juntos la verdadera Europa, sin
distinción de razas, nacionalidades, lenguas o credos, basándose tan solo en
los principios de la igualdad y de la libertad contra la intolerancia genocida
del III Reich alemán y sus aliados.
Se
realizó también una múltiple ofrenda floral de las instituciones y asociaciones
allí presentes, cuyos representantes depositaron las flores en compañía de numerosos
escolares asistentes a la ceremonia. Así mismo, una banda de música realzó la
no siempre contenida emoción del acto interpretando piezas como el himno de la
Resistencia y “La Marsellesa”.
“¿Quién podría decir que murieron
en vano?”, escribió Valente en relación con esta “historia nuestra que no
conocimos”. Gracias a la poesía de Valente y a iniciativas como esta de la
Amical de la Resistencia Española en Annecy no se olvidará esta impresionante
lección de historia solidaria allí y comenzará a conocerse más aquí.
* Poeta gallego y director de la Cátedra José
Ángel Valente de Poesía y Estética de la Universidad de Santiago de Compostela,
así como presidente de la Asociación para la Dignificación de las Victimas del
Fascismo en Galicia y presidente de honra de la Asociación Memoria del Exilio
en Brest, que agrupa a descendientes de exiliados españoles en Bretaña.
Aportación de Soledad Martín Escudero
"A través del poema de Valente fue como se empezó a correr la voz y llegó hasta vosotros.
Os cuento la historia que es igual de sorprendente.
De mi tío Avelino, mi familia recibió algún tipo de misiva cuando estaba en Francia, hasta que ya entrada la Segunda Guerra, se dejó de tener noticias y claro, en aquellos tiempos tan oscuros no se pudo recabar información. Entrada la democracia, su hermana, mi tía Luisa, puso algún anuncio en revistas y periódicos e incluso se recabó información en la embajada francesa en España, pero no conseguimos ningún tipo de información.
En España hay un programa televisivo de investigación, que aún sigue emitiéndose (se llama Documentos TV). Quizás sería entre el año 1978/1980, yo no lo recuerdo. Ese programa emitió un monográfico sobre la importancia de los milicianos españoles en la liberación de Francia. Pues bien ese programa terminó hablando del cementerio de Morette Glieres y los españoles que allí había enterrados, pues bien, la última toma fotográfica del programa se centró en una tumba y la cámara fue acercándose cada vez más a la cruz, hasta que en la pantalla del televisor, se pudo leer perfectamente el nombre de mi tío Avelino. Mi padre estaba viendo con mucha atención ese programa, imagínate el shock que recibió, el y todo la familia según lo fuimos comunicando. Se contacto con los productores del programa de televisión y nos dieron una copia del vídeo. Así fue como realmente conocimos de la existencia de mi tío.
Años más tarde, yo trasteando por Internet e intentando encontrar algún dato más, fue como di con el poema de Miguel Ángel Valente y siguiendo, siguiendo, un buen día di con el blog cuya dirección pego abajo e hice un comentario que fue el que desencadenante de toda esta historia y el que hizo que conociéseis de la existencia de mi tío.
http://unatemporadaenelinfierno.net/2007/05/05/sarkozy-por-el-sendero-de-los-espanoles-caidos-en-la-alta-saboya/"
Soledad Escudero Martin, Madrid, 2/6/2014
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